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RESEÑA: EL ÚLTIMO LUGAR EN LA TIERRA

 



Una chica. 

Un chico. 

Un ascensor. 

Y un cortocircuito que los deja encerrados dentro. 

Solos. 

Ella apoya la espalda en la pared y se deja caer derrotada al suelo; el aire en sus pulmones se encoge y el pulso en sus venas se dispara. No le gustan los ascensores. No le gustan los espacios cerrados. 

Él sale al rescate. Le explica que es técnico de ascensores; ella no podía haber tenido más suerte. Es mentira, por supuesto. Hasta mucho más tarde, la chica no descubre las pecas en el rostro del chico. Y su olor al mar Mediterráneo. 

Él la ve desde el primer instante. 

Cuando los liberan, comparten una noche de risas, besos y gemidos susurrados al oído. No intercambian números de teléfono. Solo es una noche. 

Ella se llama Mencía y pertenece a la unidad de Asuntos Internos. Hay un topo entre los geos y tiene que encontrarlo. Él se llama Marcos y es geo. 

Sorpresa

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